El aislamiento domiciliario de un paciente con coronavirus puede realizarse si éste presenta una sintomatología leve y si los familiares que conviven con él no presentan enfermedades crónicas o tienen un sistema inmunológico vulnerable.
En caso de cumplir estos requisitos, el paciente deberá permanecer aislado del resto de los miembros del hogar en una habitación bien ventilada y usar, de ser posible, un baño en exclusiva. Si esta opción no es viable, el baño deberá lavarse con lejía tras cada uso del paciente infectado.
Las personas que le atiendan deberán utilizar mascarillas y guantes para evitar el contacto con los fluidos corporales del enfermo. Así mismo, se deberá mantener pautas de higiene estrictas, como lavarse las manos con frecuencia y mantener una distancia de seguridad mínima de dos metros.